Contando ovejitas… ¿Y aún sin dormir?

Ale Mainieri | Mastermind Leadership | Blog

Todos hemos tenido esas noches eternas, mirando el reloj despertador, contando las horas que nos faltan antes de que el odioso sonido de su alarma marque la hora definitiva en que nos toca levantarnos y mientras calculamos las horas nos damos cuenta que son las 3:00 am y nosotros, aún sin dormir.

Todos nos hemos acordado a las 3:00 a.m. de los correos que no enviamos el día anterior, nos ponemos a hacer listas de compras o de tareas mentales, se nos viene a la mente la respuesta perfecta que hubiéramos dado en la discusión que tuvimos hace dos días con algún familiar y amigo.

Todo se nos viene a la mente en esos momentos, menos una manera efectiva para conciliar el sueño.

Todos los que hayamos tenido una de esas frustrantes noches sabemos lo interminable que se nos hace el día siguiente.

Ese abominable día después en que nos sentimos infrahumanos, incapaces de lidiar incluso con lo más cotidiano del día. Y, mientras llegamos a tropezones a nuestra taza de café (para otros será coca cola, té o bebida energética), nos restregamos los ojos y contamos ya nos las horas para despertarnos, sino las horas que faltan para llegar a casa y poder acurrucarnos en cama.

Pero, ¿qué pasa con ese grupo de personas que repiten esta escena noche tras noche y día tras día?

Los contadores de horas, aquellos que se les va la vida contando las horas de sueño que podrían tener si por gracia del destino llegarán a dormirse en ese momento —que rara vez pasa— y al día siguiente cuentan las horas que faltan a ver si esta noche sí es la noche en que la vida les da el milagro del sueño reparador.

Y es que el insomnio no se traduce solo en malas noches de sueño y sentirse cansado al día siguiente, sino que impacta la calidad de vida de quienes lo padecen y de sus seres cercanos.

Es durante el sueño que nuestro cuerpo cumple funciones regenerativas, por lo que la falta de sueño puede debilitar el sistema inmunológico, lo que hace que las personas sean más susceptibles a enfermedades como el resfriado común o la gripe e infecciones.

Sí, leíste bien. No sólo irritable por el cansancio, sino también acatarrado.

Además, el sueño inadecuado se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes.

¿Te has levantado alguna vez cansado con antojo de algún elemento calórico que de energía inmediata?

La privación del sueño altera el equilibrio de las hormonas que regulan el apetito, lo que provoca un aumento de los antojos de alimentos poco saludables y un aumento de peso.

Además de su impacto en la salud física, el sueño también juega un papel fundamental en la función cognitiva y el bienestar mental.

¿Has notado cómo baja el rendimiento académico y laboral después de un par de días de dormir mal?

Incluso tareas cotidianas parecen más difíciles. El sueño es crucial para una función cerebral óptima, ya que permite la consolidación de la memoria y el aprendizaje.

Durante el sueño, el cerebro procesa y almacena la información recopilada a lo largo del día.

La falta de sueño puede afectar la atención, la concentración y las habilidades para resolver problemas.

En cuanto a esa irritabilidad que se presenta después de varias noches en vela…

La falta de sueño altera el equilibrio de los neurotransmisores en el cerebro evitando el adecuado procesamiento de las emociones.

No sé si algo de esto te resuene para ti o alguien cercano, pero sí te invito a priorizar la importancia de mantener adecuados patrones de sueño.

En caso de que sea un tema persistente en tu vida, te invito a indagar las razones de tu mente para mantenerte alerta durante las noches.

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