¿Alguna vez has sentido esa sensación de angustia o ansiedad al dejar el dispositivo móvil olvidado en casa?
O… ¿Alguna vez te has descubierto a ti mismo en medio de una conversación mirando constantemente tu teléfono?
Entonces… ¿Somos dueños de nuestros dispositivos, o ellos son dueños de nosotros?
Si bien podemos poseer físicamente nuestros teléfonos inteligentes y tabletas, es evidente que estos dispositivos tienen una influencia significativa en nuestros pensamientos, comportamientos e incluso nuestro sentido de identidad.
A este fenómeno se le conoce como FOMO (Fear Of Missing Out), donde las personas sienten la necesidad de revisar constantemente sus dispositivos para ver qué están haciendo los demás y recibir validación a través de interacciones sociales como “Me gusta” y los comentarios que reciben.
Esta conectividad constante y la búsqueda de validación pueden crear una dependencia de nuestros dispositivos móviles, haciéndonos sentir como si les perteneciéramos a ellos y no al revés.
Además, la comodidad y la utilidad que nos brindan, hacen que sea difícil imaginar la vida sin ellos. Estos aparatos se han convertido en una parte integral de nuestra vida diaria.
Cumplen funciones diversas que van desde despertadores, asistentes personales, y nuestra fuente de información y entretenimiento.
En muchos sentidos, nos hemos vuelto dependientes de ellos para navegar a través de nuestras actividades diarias.
Esta dependencia a veces puede desdibujar la línea entre quién es dueño de quién: ¿poseemos nuestros dispositivos móviles o ellos nos poseen? Cuando examinamos las técnicas psicológicas empleadas por los fabricantes de dispositivos móviles y las plataformas de redes sociales, se hace evidente que han dominado el arte de mantenernos comprometidos y dependientes de sus productos.
Una de estas técnicas psicológicas es el refuerzo intermitente. Este concepto se basa en la idea de que es más probable que sigamos teniendo un comportamiento si somos recompensados esporádicamente en lugar de consistentemente.
Los fabricantes de dispositivos móviles y las plataformas de redes sociales utilizan esta técnica brindándonos notificaciones aleatorias o actualizaciones que brindan una sensación de emoción o anticipación.
Podría ser una notificación de un nuevo mensaje, un me gusta en una publicación o una recompensa del juego.
Estas recompensas intermitentes desencadenan una liberación de dopamina en nuestro cerebro, creando una respuesta placentera y adictiva.
Además del refuerzo intermitente, los fabricantes de dispositivos móviles y las plataformas de redes sociales también utilizan el principio de validación social.
Han diseñado sus plataformas de una manera que anima a los usuarios a buscar la validación y aprobación de los demás.
Esto se puede ver en forma de “me gusta”, comentarios y reacciones, o la cantidad de seguidores y amigos que tenemos.
Estas métricas se convierten en indicadores de nuestro estatus social y popularidad, lo que puede influir mucho en nuestra autoestima y sentido de pertenencia.
¿Cuándo conviene revisar este comportamiento más a fondo?
La respuesta es sencilla, cuando interfiere en otros aspectos de nuestra vida como los hábitos de sueño, las relaciones sociales y familiares, rendimiento profesional o académico.
Por lo tanto, te planteo nuevamente la misma pregunta ¿realmente somos dueños de nuestros dispositivos móviles o ellos son nuestros dueños?